Julie Peiffer siempre ha sido fotógrafa. Incluso cuando solo tenía sus ojos para una cámara. No es casualidad que las primeras imágenes que difundió en su página de Facebook estuvieran inicialmente agrupadas bajo el título "In my eye (#DansMonOeil)».

De su madre, Julie tiene la regla, el límite, la estructura y el marco. De su padre, el movimiento, el viaje fuera del campo y el desbordamiento. Es del lado de esta estética, el enfrentamiento educativo sensorial y su alquimia, tanto como su contraste, que buscamos lo que anima, en el sentido latino del término, la mirada de Julie.

La de la niña que era y que posaba con entusiasmo. En este mundo del que se escondía una parte, para protegerla, ya estaba cuestionando las puertas de los adultos, despertando todas las curiosidades.

Del retraimiento, de la abstracción, nació el cuestionamiento, el juego entre la sombra y la luz, ese vocabulario primordial de la fotografía, que luego nutrió "frecuentando" la obra de Man Ray, de Eugène Atget o André Kertész, entre muchos otros.

La mirada de quien hoy lee nuestra urbanidad, nuestro hic y nunc, levanta el interrogante, expone el ritmo, la puntuación, "entre líneas".

La mirada de quienes logran desvelar la obviedad, finalmente expuesta, invisible como era para los transeúntes demasiado atareados en nuestras propias vidas, en el corazón de nuestras ciudades insomnes, en el corazón de nuestras vidas, nuestros cuerpos, los lavados. por demasiadas lluvias y tormentas.